Corría el año 1960 y los alumnos de último curso de arquitectura de la Universidad de Barcelona querían recaudar fondos para el viaje de final de carrera. Eran jóvenes. Y también eran osados. E idealistas. Y más de uno debió tacharlos de ilusos. Pero eso a ellos no les importó y siguieron con su plan: enviar una carta a los más destacados artistas de la época (pintores, escultores, arquitectos…) para pedirles que les enviaran un dibujo suyo por correo postal. El objetivo era exponerlos todos juntos, luego subastarlos y, con el dinero recaudado, pagarse un viaje para conocer de primera mano los edificios que hasta entonces solo habían visto en los libros de arquitectura.
El reto era mastodóntico y más aún en una época en la que no existía ni el fax ni el correo electrónico. Al final, los estudiantes contactaron con 144 artistas de 22 países diferentes. Entre ellos, Joan Miró, Modest Cuixart, Max Bill, Rufino Tamayo, Giuseppe Capogrossi, Antonio Saura, Walter Gropius, Otto Dix, Alexander Calder… Para sorpresa de todos, lograron recopilar un total de 130 obras (algunos como Jean Cocteau y Giorgio Morandi les mandaron incluso más de un dibujo). Los estudiantes cumplieron con su palabra y organizaron la exposición. Ante aquel memorable despliegue, el rectorado tomó cartas en el asunto. Sin duda, era una verdadera lástima subastar los dibujos cuando el azar –y la osadía– había compuesto una colección de arte contemporáneo tan genuina. Al final, los alumnos se fueron de viaje financiados por la propia Universidad y ésta se quedó con la custodia de la colección, que ahora pertenece al fondo del Archivo Histórico del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya.
Sesenta años más tarde, el Museu Can Framis de Barcelona expone de nuevo todos estos dibujos bajo el elocuente título de Una colección para un viaje. Promoción de Arquitectos. 1960. Según su comisaria, Victòria Combalia, la muestra es «una narrativa completa de la abstracción de los años 60, con representación de todos sus corrientes, del surrealismo al informalismo, además de la culminación feliz de un sueño de juventud”. Solo falló un grande: Pablo Picasso. Su nombre aparece sutilmente borrado del cartel original que diseñaron los estudiantes para la primera muestra y que, como no podía ser de otra manera, también da la bienvenida a los visitantes de esta (segunda) exposición.
–> La expo puede visitarse en el Museu Can Framis de Barcelona hasta el próximo 3 de abril